¿Qué es la energía reactiva?
Si una persona con conocimientos en energía lee este ejemplo con el que les vamos a explicar el concepto, recordará sus estudios, precisamente por que es una de las maneras más fáciles para entenderlo:
Cuando sirves una cerveza, usualmente esta queda con una espuma en la parte superior, esta espuma no cumplirá la finalidad de la cerveza que es refrescarte o simplemente disfrutar de un rico sabor, sin embargo, esta ocupa espacio en el vaso. Esa espuma representa la energía reactiva.
Esta energía es necesaria para crear y mantener los campos magnéticos indispensables para el funcionamiento de distintos aparatos eléctricos como los motores, los transformadores o las lámparas de descarga. Esta no se transforma en energía útil o de trabajo y se disipa en forma de calor.
La energía reactiva no se consume ni sirve para calentar, tampoco se mide en kWh, sino en kVArh y se asocia a todos los aparatos que para su funcionamiento necesitan de una bobina, es decir, que funcionen con motores o transformadores, alimentados por corriente alterna, lo que significa que su intensidad cambia de sentido de circulación, yendo y viniendo del consumo a la red alrededor de 50 veces por segundo.
¿Por qué se cobra la energía reactiva?
Una importante pregunta es: ¿Si esta energía no sirve ni se consume por qué la cobran? Como explicamos en el caso de la espuma en la cerveza, esta hace parte del volumen del vaso, así mismo, la energía reactiva circula o se transporta por las redes eléctricas y pueden generar sobrecargas, obligando a las empresas de energía a diseñarlas de un mayor tamaño, lo que representa una mayor inversión en equipos, costo que es finalmente asumido por los usuarios.
¿Puedo compensar esa energía reactiva?
Una de las principales acciones que toman las empresas para dejar de pagar estos sobrecostos es la compensación, este proceso reduce o elimina la demanda de energía reactiva presente en un sistema eléctrico, mediante la instalación de elementos pasivos o activos que absorben o generan energía reactiva, según corresponda, incrementando el ratio de la potencia activa/útil respecto a la total.
Esta compensación representa los siguientes beneficios:
- Reducción de la factura de energía: uno de los principales beneficios es la disminución o eliminación de la penalización por generación/consumo de energía reactiva, lo que representará un ahorro significativo en la factura de energía.
- Optimización técnica de la instalación: la compensación evitará el sobredimensionamiento de muchos componentes de la instalación, como la reducción de la sección de los cables gracias a la reducción de las pérdidas por sobrecalentamiento, reducción de las caídas de tensión en toda la instalación y la disponibilidad de una mayor potencia en el transformador.
Actualmente la penalización de energía reactiva se realiza bajo lo descrito en las siguientes normativas: CREG 015 de 2018, CREG 199 de 2019 y CREG 195 de 2020. Algo importante que vale la pena resaltar, es que esta penalización tiene un factor multiplicador que se incrementa con el tiempo, que de no ser resuelta aumenta mes a mes. Por todo esto, como empresa, hemos creado Quoia Compensator, una solución íntegra y dinámica que puede ayudarte a dejar de pagar por todo eso que no consumes.
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